Día 12: Castings en TBWA

En publicidad las entrevistas de trabajo giran en torno a un objeto sagrado: EL BOOK. Tu pequeña biblia profesional donde se recoge tu trayectoria y... donde los directores creativos pueden intuir cómo continuará.

Así que aquella mañana introduje mi book en el maletín, me vestí con un look más de "Cuentas" que de "Creatividad" y con el desayuno en el gaznate partí en pos del encuentro con Agustín Vaquero. Sólo Penélope Cruz cuando fue nominada a los Óscar pudo sentir lo que yo sentí cuando me citó a las 11 en la agencia: todo mis esfuerzos y mis payasadas se habían visto recompensadas. ¡Era mi momento! ¡Había llegado mi hora! ¡Por fin iba a dominar el mundo! Lo que pasa que mi peli, es decir, mi portfolio no lo dirigía Woody Allen, lo dirigía yo. Y ya se sabe que las producciones caseras funcionan muy bien en reuniones familiares pero raramente dan el salto a la gran pantalla...

Y sin darme cuenta de ésto entré en ese despacho con más leones que el Zoo de la Casa de Campo.

Veinte minutos.

Durante veinte minutos gesticulé, expliqué, me aceleré e intenté hacerle ver que mis trabajos eran "chachi pirulis". Los veinte minutos más cruciales de mi vida.

Y por fin habló.
No hay nada que una persona pueda agradecer más que una crítica constructiva capaz de abrirle los ojos (¡sobre todo habiendo lugares que cobran por ello!). Me dió lo mejor que en una entrevista pueden darte: su tiempo, su valoración, sus consejos para una reconstrucción completa del book (aunque duele), ánimos y un nuevo contacto... Gracias Agustín.